sábado, 23 de julio de 2011

Relativismo (I)

Recientemente, asistí como invitado a un acto social de cierta relevancia. Un acto que se enmarca en una tradición centenaria de todos los países del mundo, especialmente en los más desarrollados. Conozco a gente que asistió a este mismo acto hace cincuenta años y habla de ello como de algo cargado de solemnidad, rigor, etc. En el acto en cuestión estábamos presentes unas treinta personas. Sólo tres acudimos a él con corbata: el protagonista, otro invitado y yo. Los otros veintisiete vestían pantalones vaqueros y/o calzaban zapatillas de deporte. Pero, esto no tiene importancia. Lo importante en estos casos es lo que sucede en el acto.
Un amigo mío que de pequeño era un cachondo, nunca quiso estudiar ni trabajar. En sus frecuentes salidas nocturnas tejió una red de contactos, uno de los cuales le invitó a exponer en público sus ideas "revolucionarias" sobre su concepción del arte. Él contestó que dibujaba bastante mal, pero su amigo le animó diciendo que eso no tenía importancia. Lo importante en estos casos es que lo suyo era una expresión artística.
Es curioso observar que quienes apuestan por no llevar corbata o traje a actos solemnes son los que más incómodos se encuentran vistiendo así o que los que abogan por nuevas formas de arte son los que peor dibujan.
El arte, los actos sociales, el deporte, la ciencia, etc, se circunscriben a un marco de actuación. Tú no puedes ser científico si tu trabajo no se desarrolla dentro de ese marco. Tú no puedes practicar un deporte si no respetas las reglas de ese deporte. Pero yo, que canso pronto y quiero ser futbolista, abogo porque los partidos duren sesenta minutos y no noventa. ¿Por qué tienen que durar noventa minutos? ¿Quién dijo que eso tiene que ser así siempre? ¿Es acaso importante la duración del partido? ¿No será mejor ver jugar a un tipo como yo con mi forma de ver y entender ese deporte? Un tipo como yo cree que la duración del partido no es importante. Lo importante en estos casos es que yo pueda jugar y que los demás me vean hacerlo.
Así, pues, para muchas personas que son tan inútiles para el arte o para las relaciones sociales como yo lo soy para el fútbol, les interesa "ensanchar" el marco de actuación de dichos ámbitos. Hacerlo mayor para tener cabida en él. Como ya no es necesario dibujar bien, ya puedo ser pintor. Como ya no hay que conocer o cumplir ciertas reglas de comportamiento, ya puedo asistir a determinados actos sociales vestido como me da la gana. Es decir, vamos haciendo un mundo a nuestra medida, rebajando tanto la facilidad de acceso a él que se hace innecesario mejorar nuestras habilidades o nuestros conocimientos. Incluso, podríamos no tenerlos. Pero, esto no tiene importancia. ¿O sí?

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