lunes, 8 de agosto de 2011

Mi mejor amigo

A veces me hace preguntas indiscretas y, sin embargo, le contesto y no me parece mal. Aunque no tiene mejor memoria que yo, cuando se me olvida algo me suele juzgar con dureza. Eso sí, no grita, parece que habla siempre en baja voz. Bueno, en realidad no habla, aunque yo le oigo. Creo que tiene mi mismo nombre. Yo, al menos, le llamo así y él me responde. Después de todo, es simpático. Me cae bien.
No conozco otra palabra más individual y unitaria que la palabra "yo". Sin embargo, a mi amigo todo el mundo le llama "el otro yo". ¿Cómo puede haber dos "yo"? No puede ser... Seremos "yo" y "él".
¿Y si él piensa que yo soy "él" y que él es "yo"? No lo creo, porque yo hablo y él no. Yo tengo dni y él no. Bueno, a lo mejor cuando yo hablo, él dice que no lo hago aunque me oye y cuando él habla, él se oye y otros como él le oyen. Incluso igual usa mi mismo dni... ¡como se llama igual que yo! Joder, a ver si yo voy a ser su "otro yo". ¡Dios!
No. Tal vez todo sea más sencillo. Lo más seguro es que no haya "otro yo". Es probable que esa denominación sea un nombre muy descriptivo, pero inexacto. Ese "otro yo", en realidad, soy yo y nadie más. Lo que pasa es que, en determinadas circunstancias, me hago preguntas y me las respondo y como esas respuestas son tan objetivas, me da la impresión de que es "otro" el que responde. Hay veces, incluso, que me reprendo a mí mismo por algo que hice mal y me parece que es "otro" el que me reprende.
¡Vaya! Una lástima que esto sea así. A partir de ahora, le tendré que prestar menos atención a mi "otro yo". Total, todo lo que me pueda decir yo ya lo sabría...

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