sábado, 19 de febrero de 2011

Maneras de vivir

Hace años, alguien cuyo carácter e inteligencia yo apreciaba mucho me habló sobre la importancia de simplificar, de no complicar las cosas. En aquel momento y aunque el razonamiento me parecía coherente, yo no era consciente de su verdadero alcance. No obstante, nunca lo olvidé.
El paso del tiempo convierte sospechas en idioteces o en verdades comprobables. En la segunda mitad de mi vida me he dedicado a explicar a miles de personas cómo nos comportamos en determinadas actividades personales y profesionales totalmente diferentes e inconexas. Esas actividades eran tan dispares, tan poco tenían que ver unas con otras, que al principio me resistía a creer que las causas de muchos de esos comportamientos fueran comunes. De hecho, me parecía una idea tan simple que llegué a dudar de mi capacidad de analizar y de ver las cosas. Más adelante, me rendí a la evidencia y comencé a indagar sobre la materia.
Efectivamente, hoy estoy convencido de que tanto en la actividad comercial como en la directiva, tanto en la negociación como en la planificación de tareas, tanto en las relaciones sentimentales como con los amigos, tanto en el deporte como en la música, existen una serie de modelos que se repiten y que sirven para explicar determinados comportamientos. Con el tiempo, no sólo he dejado de dudar, sino que hoy lo explico y lo aplico como herramienta para resolver problemas.
Afortunadamente, creo que hay muchas situaciones en la vida que, aunque muchos no lo perciban, son parecidas a otras y deben aplicarse las mismas recetas para superarlas con éxito. Lo malo es que parece que nos resistimos a creerlo. Es posible que el ser humano no admita que la esencia de su mundo no es tan compleja como parece. Y digo esto porque, con frecuencia, también he notado que cuando esta simplicidad de la repetición de modelos se la cuentas a alguien que te pide consejo, esta persona se queda "desencantada". Da la sensación de que esperaba una respuesta mucho más compleja, tal vez una solucion más enrevesada y única que justificara el hecho de haber percibido su problema como de muy difícil solución.
En cualquier caso, al margen de su utilidad, me resulta interesante pensar que, en el fondo, tal vez esta repetición constante de patrones nos esté insinuando que en realidad no hay tantas maneras diferentes de vivir.



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