sábado, 9 de abril de 2011

Esencia y moralidad

Lo que a continuación quiero expresar es difícil de explicar. De todos es sabido que un mismo mensaje se interpreta de diferente manera según quien lo reciba. Para unos ese mensaje tendrá un significado y para otros, otro distinto. Hasta aquí todo bastante normal. Lo sorprendente surge cuando quien emite el mensaje, en este caso yo, duda de la esencia del mismo según a quién lo dirige. ¿Cómo es posible esto?
Durante años he contado cosas a muchos adultos, los cuales coincidían siempre conmigo en cuanto a la esencia del mensaje que les transmitía. Como yo, ellos no encontraban nada anormal en mis planteamientos. Fue en el momento de dirigir esos mismos mensajes a niños, cuando sus preguntas me hicieron ver que lo que yo venía contando desde hacía muchos años tal vez tuviera una esencia diferente que los adultos no veíamos. Así, por ejemplo, los niños no "filtraban" lo que escuchaban con el filtro de la experiencia, porque no lo tenían, y por eso entendían algo diferente de lo que yo tenía intención de comunicar. Si yo, antes de emitir el mensaje, lo filtro inconscientemente con los mismos filtros de quien me escucha, es más fácil que los dos entendamos lo mismo. Eso es lo que me pasa con los adultos, pero no con los niños.
Y lo más preocupante surge cuando entra en juego la idea de moralidad. Un niño me dice que el mensaje que está escuchando (por ejemplo, ocultar tus verdaderos intereses en un proceso de negociación) no es de gente "buena". El niño asocia la "ocultación" con la "maldad", con el "engaño". Sin embargo, ningún adulto se plantea esa pregunta. El filtro del adulto disocia lo "bueno/malo" de lo "frecuente", de lo "útil", de lo "que todo el mundo hace". ¿Quién tiene razón?

2 comentarios:

  1. Hay una definición de arte que seguro que te gustará tanto como a mí, que dice que arte es una forma de comunicación en la que el emisor busca provocar una reacción diferente en cada receptor.

    Claro que también hay otra que dice que "el arte" es tener mucho frío.

    Abrazos.

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  2. La definición es preciosa. Pero de ella se desprende una "intención" de buscar reacciones diferentes. Los que no somos artistas encontramos, sin buscarlo, reacciones distintas. Para mí, la gran duda es: ¿con el tiempo, los adultos distorsionamos la realidad o son los niños lo que aún no perciben la realidad tal y como es?. Saludos, Jorge.

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