sábado, 23 de abril de 2011

Fantasías hechas realidad

El paso de los años te permite mirar atrás y poder ver cada día más y más cosas. Hoy he mirado y he visto a varios conocidos míos con treinta años menos. De niños, y más tarde de jóvenes, solían fantasear contándonos historias poco creíbles, motivo por el cual siempre les considerábamos "un poco infantiles".
En esa mirada atrás hay un lapso de dos o tres décadas donde no encuentro imágenes de estas personas. Sus vidas se separaron de la mía y no tuve noticias de ellos durante todo este tiempo. No obstante, no sé por qué pero nunca me olvidé de sus caras, ni de sus fantasías.
Recientemente, he vuelto a saber de ellos y en todos los casos observo extrañas similitudes. La primera, la experiencia de una vida sentimental inestable. La segunda, la que más me interesa, la posibilidad de que hayan convertido sus fantasías en realidad.
Si de pequeños deseaban recorrer algún día parajes inhóspitos, luchar contra los elementos, vivir arriesgadas aventuras... hoy parece que lo están haciendo. Leo y escucho sus relatos, veo las fotografías de los lugares que visitan y pienso en ello. ¿Están haciendo realidad sus fantasías o creen que lo están haciendo y nos siguen contando historias increíbles? Es decir, ¿atraviesan esos sitios "tan peligrosos" con el machete en la mano o sentados -como yo- en el trenecito turístico? En definitiva, ¿desde dónde hacen la foto?, ¿desde dentro o, como antaño, desde fuera?
La respuesta a esta pregunta es interesante. Si realmente siguen soñando es que la fantasía es tan poderosa y perdura tanto en el tiempo que retrasa o incluso deja a un lado la llegada de la madurez, lo cual podría explicar la primera de las similitudes. En caso contrario, sucedería que estas personas han conseguido lo que muchos añoramos: convertir nuestros sueños en realidad.


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